Cuando decidimos viajar para hacer
turismo, muchos elegimos el buen tiempo por diferentes motivos. En una ciudad
como París, ocurre, que muchas calles en esta época están repletas de árboles,
de altura considerable, que nos impiden apreciar las fachadas de los edificios,
entre otras cosas. Esto le ocurre al reloj que hay en una de las torres de la
Conciergerie, en la Torre del Reloj. Aunque tiene un tamaño considerable y una
decoración ostentosa, puede que pasemos bajo él y no nos demos cuenta.
En 1370, el rey Carlos V de Francia mandó construir un reloj público, y para su creación hizo venir de Alemania al relojero Henry de Vick. Este sería el encargado de construir la delicada mecánica de la máquina, un trabajo en el que empleó ocho años. Fue alojado en la misma torre donde se construiría el reloj, asignándole seis sueldos parisiis diarios sobre los ingresos de la ciudad.
En 1371, Jean Jounence, conocido
fundidor de campanas realizó una en plata. Además de dar las horas, cumplía la
función de “tocsin royal”. Eso quiere decir que también tocaba para los
nacimientos y muertes de los soberanos y sus descendientes.

Al parecer, esto es un dato que no tengo
bien contrastado, cuando el reloj fue construido no estaba a la vista del
público y la gente tenía que entrar en las iglesias para saber la hora. En 1418,
hubo una protesta por parte de los ciudadanos para que se instalara un
cuadrante exterior del reloj. Pero esto no ocurrió hasta que en 1472 se hizo
una restauración llevada a cabo por Philippe Brille. (En algún sitio he leído
que el reloj “marcaba la hora del rey” lo que me lleva a pensar que el reloj
original solo estaba a la vista del monarca)

En 1585, Enrique III mandó construir un cuadrante nuevo que fue realizado por el escultor Germain Pilon. Es el reloj que hoy podemos apreciar, con las consiguientes reformas que sobre él se han realizado.
Las dos figuras alegóricas son obra
suya: la Justicia, que lleva en la mano derecha una espada, y una balanza en la
izquierda. La Ley, lleva una tabla con una inscripción que dice: “Sacra Dei celebrare pius regale time
ius” (viene a
decir que el poder del rey viene de Dios) Durante la Revolución fueron dañadas y hubo
que restaurarlas en 1852.
En 1685, el reloj fue restaurado en su
totalidad, con la diferencia de que la decoración que fue dañada durante la
Revolución fue omitida por motivos políticos; los sans-culottes, contrarios a
la monarquía, se dedicaron a romper todo lo que tenía que ver con esta, y
decidieron omitirlos hasta el siglo XIX que fueron recuperados.
Entre 1840 y 1843, se consolidó la
parte inferior.
En 1852, de nuevo se hizo una gran
restauración por los arquitectos Duc y DomMery. La decoración omitida fue
incorporada por M. Toussaint, encargado de realizar el trabajo siguiendo el
original de Germain Pilon del que quedan dos fragmentos.
De 1861 a 1862, los trabajos de
restauración estuvieron dedicados a la parte superior del reloj.
La última gran restauración tuvo lugar
entre los años 2011 y 2012. Esta se realizó siguiendo la descripción de un
documento conservado del año 1852 y duró 18 meses. Para entonces, el mecanismo
del reloj de encontraba en mal estado y fue sustituido por uno más moderno,
eléctrico y sincronizado por radio.

El fondo azul es el color del manto
real de Francia, adornado con dos tipos de flores de lis. Este es diferente al
que se realizó en la restauración de 1686. El reloj se compone de una serie de
rayos solares. Los números romanos están esculpidos en piedra y tienen relieve.
Las agujas están hechas en cuero repujado y cobre, donde la mayor, que marca
los minutos, termina en punta de lanza. La menor, que marca las horas y se
prolonga por una contramanilla adornada con una luna creciente, presenta una
flor de lis.
En los números romanos del reloj hay
una pequeña diferencia: el cuatro está tallado con cuatro palitos. Cuando Henry
de Vick lo realizó, el cuatro lo representó como IV. El detalle fue recriminado
por el rey Carlos V al relojero. Este le contestó que era así como se escribía,
pero el monarca le respondió de la siguiente manera: «El rey nunca se equivoca»
por lo que Vick tuvo que cambiarlo por los cuatro palitos.
Antiguo reloj de la Conciergerie de París
El pequeño tejado, con forma de arco, podríamos
pensar que sirve para protegerlo. En el interior lleva grabadas las iniciales Enrique
II y Catalina de Médicis. Bajo la gran corona está el escudo de Enrique III:
fondo azul con flor de lis por la dinastía Valois y fondo rojo con águila
coronado y figura ecuestre como rey de Polonia. Lo rodea el collar de la Orden
del Espíritu Santo, una orden militar creada por Enrique III en 1578. Está
compuesto por la flor de lis alternadas con la letra H. dos figuras de ángeles
lo sostienen.

También hay que hacer referencia a dos placas y cada una lleva una inscripción. La que está encima del reloj dice: « Qui dedit ante duas triplicem dabit ille coronam» El que ya ha dado dos coronas dará una tercera, haciendo alusión a las coronas de Polonia y Francia que ostentó Enrique III.
La que está bajo el reloj dice: « Machina quæ bis sex tam juste dividit horas justitiam servare monet leges que tueri» (Esta máquina, que divide con tanta precisión las doce horas, nos advierte que observemos la justicia y salvaguardemos las leyes).
Estas frases están atribuidas al poeta
Jean Passerat (1534-1602)
Pequeña historia para un reloj tan
relevante. Quisiera añadir a toda esta información recabada, gracias al
internet, que los dos protagonistas más importantes de esta obra de arte y
maestra, solo aparecen al principio. Los monarcas sucesores de Carlos V de
Francia y del maestro relojero, ninguno se preocupó de recordar que gracias a
ellos este reloj existe. Por suerte, la historia se encarga de seguir
recordándolo.
La foto del reloj antiguo está en esta
dirección:
https://manualdatecnologia.com/pages/1er-distrito-de-par-s/conserjer-a.html
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