La gran manzana de Clichy, que no tiene
nada que ver con la Gran Manzana de Nueva York, se encuentra al final del
Boulevard de Clichy, muy cerca de la Place de Clichy, en el distrito XVIII de
París. Al comienzo de mi andadura por las calles de esta ciudad, me resultó
extraño encontrar pedestales huérfanos, estos a los que les fueron arrebatados
sus esculturas para ser fundidas durante los periodos de revoluciones, guerras
y asedios. Y mira por donde, hoy, uno de estos pedestales es protagonista de mi
blog. La escultura que sustituye a la anterior, una manzana, llamó mi atención.
La "gran manzana" del boulevard de Clichy
La encontré una de las veces que subía a Montmartre. Me pregunté que podría simbolizar una manzana, con un planisferio grabado en su piel, sobre un pedestal "huérfano" protegido por un cubo de cristales de colores. La única información que obtuve fue el nombre del personaje que estuvo colocado sobre dicho pedestal: Charles Fourier. La “gran manzana” que descansa sobre el pedestal fue esculpida por Franck Scurti, para rendir homenaje al economista, sociólogo y filósofo francés Charles Fourier (1772-1837). Una escultura suya fue arrancada del pedestal por soldados alemanes para ser fundida en 1942, durante la ocupación de París.
Antigua foto del pedestal soportando la escultura de Charles Fourier. Esta se colocó a finales del siglo XIX
Tal vez nos preguntemos qué relación puede haber entre la escultura de este personaje y una manzana. Franck Scurti se basó en una anécdota que le ocurrió al mismo Charles Fourier en 1798, cuando estaba en un restaurante de Ruán y tuvo que pagar 14 centavos de la época por una manzana. Esta fue su reflexión:
Tal vez nos preguntemos qué relación puede haber entre la escultura de este
personaje y una manzana. Franck Scurti se basó en una anécdota que le ocurrió
al mismo Charles Fourier en 1798, cuando estaba en un restaurante de Ruán y
tuvo que pagar 14 centavos de la época por una manzana. Esta fue su reflexión:
■ Acababa
de salir yo de una región en la que manzanas iguales y aún superiores en
calidad y volumen se vendían a un precio infinitamente inferior: daban más de
100 manzanas por 14 céntimos. Quedé tan sorprendido por esta diferencia de
precio entre regiones de igual temperatura que empecé a sospechar que existía
un desorden fundamental en el mecanismo industrial; éste fue el origen de las
investigaciones que me llevaron a descubrir la teoría de la serie de grupos
industriales y a continuación las leyes del movimiento universal, descuidadas
por Newton(…) Así que se puede decir que ha habido cuatro manzanas célebres:
dos por los desastres que ocasionaron: la de Adán y la de Paris, y dos por los
servicios que han prestado a la ciencia: la de Newton y la mía. ¿No es cierto
que este cuarteto de manzanas merece una página en la historia? ■
Extraído del libro: Utopías e ilusiones
naturales. De Francisco Fernández Buey.
La “gran manzana” Detalle del planisferio
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