La Sainte Chapelle es un edificio del que hay mucho
que decir por su antigüedad, su estilo de construcción, y quién o qué
circunstancias llevaron a levantarla. Las vidrieras son merecedoras de nuestra
admiración por dos motivos: el espectáculo que ofrece el conjunto de la capilla
alta y las diferentes escenas religiosas contadas en ellas. Precisamente por
ser un monumento tan popular para los turistas, como tantos otros que hay en
París, lo voy aplazando cuando pienso en cuál será la siguiente entrada para mi
blog. Me gusta más mostrar los lugares que esta ciudad guarda y que, por norma
general, no se detienen a ver los que vienen a conocerla, como siempre por
falta de tiempo.
Digamos que me he dejado llevar por el comentario de
una persona que hace unos días me dijo que aunque había visitado París en
varias ocasiones, no conocía la Sainte Chapelle. Esto me hizo tomar la decisión
de hablar de esta magnífica obra de arte en mi siguiente entrada. Es cierto que
puede pasar desapercibida y cuando la vemos sobresalir de entre los edificios
que la rodean podemos pensar que es una iglesia más de las que ya tiene la
ciudad. Pero no es una más, es una capilla palaciega ˗construida dentro de un palacio o castillo˗ que mandó construir el
rey Luis IX, llamado también San Luis.
La decisión de construir la Sainte Chapelle la toma
Luis IX cuando tuvo en su poder la reliquia de la Corona de Espinas, por la
que pagó una gran suma de dinero a Balduino II, último emperador de Constantinopla.
En 1237, Balduino II viajó por Europa para conseguir aliados que le ayudaran a
salvar su imperio y, para financiar los gastos, comprometió la reliquia a un
comerciante veneciano, Nicolo Quirino, con la condición de que si pasados
cuatro meses el dinero no le era devuelto, la reliquia sería suya. Luis IX
consideró este acto como un sacrilegio y tal fue su indignación que mandó a dos
monjes dominicos, André y su hermano Jacques, a buscar la reliquia hasta
Venecia. Los monjes llegaron a Troyes con la reliquia en un convoy protegido por hombres armados. La
fecha y lugar fijados para entregarla al rey fue el 10 de agosto de 1239, en un
pequeño pueblo llamado Villeneuve-l'Archevêque. Al día siguiente, Luis IX se dirigió
hacia Sens, y durante un día, la reliquia estuvo expuesta en la ciudad antes de
partir. Tras ocho días de viaje, navegando río arriba, hicieron su entrada en
París el 18 de agosto de 1239, donde fueron recibidos con gran expectación. Al
día siguiente, la reliquia fue exhibida de nuevo, esta vez en las afueras de la
ciudad, tras lo cual se llevó a cabo una ceremonia en la catedral de
Notre-Dame. Finalizada esta, el rey y su hermano se dirigieron al Palacio de La
Cité para depositar la reliquia en la capilla de San Nicolás, la antecesora. Entre 1241 y
1242, Luis IX continuó adquiriendo otras reliquias: un trozo de la Santa Cruz,
parte de la piedra del Sepulcro, un trozo de la lanza y de la esponja que se
utilizó para limpiar el la sangre y el sudor de Jesucristo.
La
fecha exacta de la construcción de la capilla no es del todo precisa. Las obras
pudieron comenzar entre 1241, cuando Luis IX ya tenía su colección de
reliquias, y mayo de 1244, fecha en
la que una bula papal hace referencia a los trabajos de la capilla. Para su
construcción, primero mandó derribar la capilla de San Nicolás, que había sido fundada
durante el reinado de Luis VI (1081-1137). Repasando el libro "Histoire de
la Sainte Chapelle Royal du Palais", de Jêrome Sauveur, editado en 1790, me
llamó la atención un párrafo en el que el autor menciona no saber dónde
estuvieron guardadas las reliquias mientras se llevaron a cabo las obras. En
cambio, en una página que encontré buscando información ˗paris-pittoresque.com˗,
se relata que fueron depositadas en el Oratorio de la Virgen mientras la
capilla era levantada.
Fachada occidental. Segundo piso
La capilla fue construida de acuerdo con los cánones
del gótico radiante, estilo que se dio en la arquitectura gótica francesa coincidiendo
con el reinado de Luis IX. El término "radiante" viene de los
elementos radiales que constituyen los rosetones, característicos de este
estilo. ‹‹La luz se convierte en el
elemento principal, efecto que se consigue liberando los muros de su función
sustentante para colocar vidrieras más grandes muy decoradas y mediante enormes
rosetones predominando el color azul oscuro y rojo››. ‹‹Tiene un diseño más estilizado porque los
edificios ganan en altura››. La catedral de Beauvais ˗comenzada en 1225˗ y
la reconstrucción de la iglesia abacial de Saint-Denis ˗en 1232˗ fueron los
primeros edificios en los que se comenzó a representar el estilo gótico
radiante, sin embargo la Sainte Chapelle es el ejemplo más claro; los grandes
ventanales ocupan casi todo el espacio filtrando la luz a través de las
vidrieras de colores. Esta es una muy breve definición del significado de
gótico radiante francés que he querido aportar, porque después de haber
visitado las suficientes iglesias, catedrales y basílicas góticas en París y
otras ciudades de Francia, la Sainte Chapelle se distingue, entre todas, por su
elegancia y maravillosa arquitectura, gran colorido en la decoración y la
cantidad de luz que traspasa sus vidrieras.
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Si Luis IX decidió construir la capilla sobre la
antigua de San Nicolás fue, entre otras cosas, porque afirmaba que había un
vínculo sagrado entre las reliquias y la corona real, también porque la capilla
cumplía con una función judicial ˗cuando tenía lugar un pleito entre señores y
vasallos había que prestar juramento sobre las reliquias˗ y, por último, porque
estando dentro del palacio podía acceder a la capilla alta directamente desde
sus apartamentos, a través de la Galerie
des Merciers ˗galería de los Merceros˗ que unía ambos edificios.
Aunque fue concebida para guardar reliquias y se la
menciona como Santuario, la Saint Chapelle no se convirtió en un lugar de
peregrinaje. De hecho, no cumple con las características típicas de las
iglesias que se construían para tal cometido. Es por ello que se tiende a
pensar que lo que realmente pretendía Luis IX era tener un lugar tranquilo para
orar, y no tanto un escaparate que exhibir a diario. Es una capilla compuesta en dos niveles: la capilla
baja, dedicada a la Virgen y consagrada por el arzobispo de Bourges, Philippe
Berruyer; a ella asistían los soldados, la servidumbre del rey y la corte. En
la construcción original, esta capilla también tenía vidrieras de colores que,
en 1690, fueron retiradas a causa de una inundación. En su lugar colocaron otras
sin colores y actualmente no hay ninguna. Fueron sustituidas por dibujos con
escenas de la Virgen. Sin embargo, la escalera construida en la fachada sur
para acceder a la capilla alta no fue creada originalmente. Se construyó a finales del
siglo XV o principios del XVI y fue demolida entre 1849 y 1850.
La capilla superior, dedicada a la Santa Corona de
Espinas y destinada a la familia real, fue consagrada por el papa Eudes de
Châteauroux. Aquí se guardaron las reliquias, en un santuario construido para
protegerlas, adornado a los lados con escenas de la Pasión de Cristo. Dos pequeñas escaleras cerradas con llave conducían
a ella. Sólo el rey tenía la llave y a menudo subía para abrir los paneles de
la capilla delante de la audiencia.
Uno de los elementos que más me llama la atención de
esta joya de la arquitectura gótica son sus vidrieras. Le confieren un aspecto elegante,
atributo por excelencia que se le da a la capilla. Con una sola palabra se define
la sencillez, la belleza y la esbeltez que le proporciona la altura de los
muros, formados por las propias vidrieras, y la mezcla de colores que pasan a
través de ellas. Aparentemente frágil, si la contemplamos desde el interior. Sin
embargo, comprobamos que la sostienen nueve pilares que no están visibles y el
resto de los apoyos quedan en el exterior para crear más sensación de espacio
en el interior. En total 15 vidrieras forman las paredes de la capilla: cuatro
grandes en cada lado de la nave, siete más pequeñas en el ábside y el rosetón,
que se encuentra en la fachada occidental. Se pueden leer de izquierda a
derecha y de abajo a arriba, línea por línea, comenzando la lectura por la
primera ventana del lado norte y terminando en el rosetón. La narración comienza
con la Creación y termina con la historia de San Luis recibiendo las reliquias
de la Pasión. Por último, el rosetón cuenta la historia de la Apocalipsis. En
total son 1.113 escenas.
Vidriera que narra la historia del
Libro de Judith.
La aguja que actualmente culmina la Sainte Chapelle no
es la original, la que luce ahora es la quinta. De la primera, construida al
tiempo que la capilla, se desconoce el motivo de su desaparición. Fue
reemplazada por la segunda hacia 1383, de la que igualmente tampoco se sabe por
qué desapareció. La tercera se comenzó a construir hacia 1460 y se mantuvo
hasta que, entre los años 1634 y 1671, se construyó la cuarta aguja. Esta se
mantuvo hasta que en la Revolución Francesa fue demolida, quedando la Santa
Chapelle sin aguja hasta mediado el siglo XIX. En 1850 se proyecta la
construcción de una nueva aguja diseñada por Lassus, imitando el estilo gótico
flamígero del siglo XV. Sobre como diseñarla hubo opiniones enfrentadas. La
idea de Lassus era hacer una reconstrucción de la aguja construida en 1671,
pero su estilo gótico tardío ya no gustaba tanto. Tampoco le fue posible inspirarse
en las versiones anteriores a esta por no se disponer de las representaciones
iconográficas necesarias. En conclusión: Lassus construyó ‹su› aguja reconociendo,
una vez terminada , que no era una reconstrucción sino una creación.
El fin de la Sainte Chapelle como gran relicario
llegó en 1789 con la Revolución Francesa. Contrariamente a lo que se pueda
pensar, las reliquias no fueron profanadas. En cambio, la tribuna fue fundida para
obtener los metales preciosos que contenía. Las reliquias fueron confiadas Jean-Baptiste
Gobel, obispo constitucional. Se trasladaron a San Denis y en el recorrido del
viaje, muchas de ellas desaparecieron sin llegar nunca a esclarecerse las
condiciones en que desaparecieron. Entre las reliquias que se salvaron: la
Corona de Espinas, que actualmente se encuentra en el tesoro de la catedral de Notre-Dame de
París; el camafeo del Triunfo de Germánicus y el busto de Constantino, ambos
actualmente en un departamento de la Biblioteca Nacional de Francia; y la "piedra
del sepulcro" y la Virgen de marfil, que se encuentran en el departamento
de arte del museo del Louvre.
Bajo la dirección de Monumentos Históricos, en 1836
se tomó la decisión de llevar a cabo una restauración de la Sainte Chapelle.
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