El
pasaje está abierto durante el día y cierra por la noche
El nombre de este
pasaje, a cielo abierto, hace referencia al propietario del terreno sobre el
cual fue construido. Lleva su nombre desde 1852 y su pasado histórico nos
cuenta que, desde muy antiguo, estuvo vinculado a la industria. Aunque ahora
cueste imaginarlo, cuando en el siglo XII la residencia real se encontraba en
Vincennes, el lugar donde hoy se encuentra el pasaje, formaba parte del camino
que iba de París hacia el palacio real. En el siglo XV, un decreto real dejaba
exento de impuestos estos terrenos, favoreciendo el establecimiento de
diferentes industrias y artesanías. Esta zona es la que hoy conocemos como faubourg Saint-Antoine, entonces un
suburbio de París.
La
vegetación que cuelga en las fachadas le confiere un ambiente fresco, apacible,
es como estar en el campo
De los talleres que se
instalaron en la época, todavía subsisten algunos. Es el caso de la ya
considerada veterana sociedad Hollard, especialistas en barnizados. Se instaló
en el pasaje en 1912, aún sigue allí y siempre
ha pertenecido a la misma familia. Su especialidad es renovar muebles
antiguos para el Mobiliario Nacional, monumentos históricos, el Senado, el
palacio del Elíseo y a veces el de Matignon.
Fachada de la familia Hollard.
Atrae la atención un edificio de ladrillo rojo, con un techo de vidrio diseñado por los talleres del ingeniero Gustave Eiffel alrededor de 1850. Detrás de este antiguo aserradero aún domina una de las últimas chimeneas de ladrillo de París. Estilizada pese al transcurrir de los años, representa el pasado industrial del distrito.
No recorrí el pasaje entero y me he visto en la necesidad de buscar la foto. Esta imagen ha le cogido de internet
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